lunes, 8 de agosto de 2011

techné-gnosis-episteme

Escribo en plural para que mi "yo lírico" se borre de esta narración. En cuanto al género, esta composición no será un poema sino un espacio de reflexión, propio de una veinteañera.

Dice un texto de Borges que hay un momento en que cada hombre sabe para siempre quién es. Probablemente muchas cosas tengan que sucedernos antes de saber fehacientemente quiénes somos. No en vano citamos a Borges como voz de autoridad. En efecto, es uno de los padres de todos los que nos dedicamos a las Letras.

Sucede que, a menudo, las cosas no son como las planeamos.

A menudo, o permanentemente. ¿Y somos, entonces, quienes somos?

¿Cuál es el margen de error en la planificación "vital"? Nótese que no me refiero a planificación anual, mensual y/o semanal sino al plan de un proyecto de vida.

A la edad de dieciocho años, visualizaba claramente este proyecto.

Hoy, compruebo que muchas de las cosas que entonces anhelaba ya no forman parte de mi actual horizonte de expectativas y, asimismo, he descubierto hermosos objetos de interés, campos inimaginables, novedosas vetas y aristas de la carrera que siempre soñé. Pero hay algo que no puedo aún resolver... ¿Por qué a algunos de nosotros nos genera tanto escozor la exposición pública?

En los exámenes orales, nos van a evaluar, claro que sí. Es probable que nos equivoquemos y también es probable que nos lo hagan saber, ante lo cual, sabremos o no cómo comportarnos. Por mi parte, debo decir que soy tremendamente vulnerable. Una pequeña observación que me descoloque ya me bloquea por completo. Nos preguntamos: ¿es normal? Quisiera responder que no, pero mi reincidente estado intelectual y físico previo a un final, habla por sí mismo. Las piernas me tiemblan, las manos me sudan, el pecho se me hunde, se me nubla la vista y soy llevada por la palabra... casi casi... como si fuera una sombra... o una forma abstracta. Un resto inmaterial de ese cuerpo nervioso, un no-cuerpo. Todo lo que tengo es el lenguaje y una punzada en la cabeza, que se esfuerza por articular lo que estudié durante cuatro meses, sin prisa y sin pausa. Por eso, para mí, es importante estudiar. Porque en vivo y en directo no puedo establecer muy fructíferas asociaciones (a menos que haya estudiado). Envidio, envidio profundamente a todos aquellos que te tengan la capacidad de "cursar y rendir" teniendo los contenidos frescos, sin nueva necesidad de estudio. Yo soy demasiado autoexigente, demasiado obsesiva, vergonzosa, cautelosa, meticulosa que la misma preparación del examen requiere de un tiempo siempre es insuficiente, siempre apremiante, siempre voraz que termina llevándome consigo, hasta cuando "sepa todo"... a menudo, eso no sale como lo planeo, y fracaso.

¿Seguiré intentando saberlo todo?

¿Llegaré, algún día, a saberlo todo?

¿Qué tal me iría si supiese mucho, aunque no todo?

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