lunes, 4 de abril de 2011

Si una noche de invierno un viajero


Calvino ha decidido que esta novela no esté protagonizada por un personaje "y ya". Este "y ya" ahorra todo tipo de calificativos para describir actantes del universo narrativo del autor. En esta ocasión, el protagonista (y la protagonista) es el lector.

El autor cubano-italiano había mostrado interés por la figura del lector en sucesivas notas preliminares a textos anteriores, como El vizconde demediado. Allí, señala que una de las funciones primordiales del texto literario (y qué él nunca olvida) es entretener, divertir. No es que se pretenda el acceso a la lectura de manera inmediata y pasiva, sino que, como escritor, el autor nunca olvida que vive (vivió) de la literatura, lo cual propicia su interés por el mercado.

En la novela, nos encontramos con diez nouvelles enmarcadas en la historia central, lo cual presenta similitudes estructurales con Las mil y una noches, texto mencionado en Si una noche... Cada una de estas nouvelles pertenece a un subgénero literario pero la primaria situación novelesca se produce en una estación de ferrocarril, entre viajes y libros. Ya desde entonces y durante el proceso de narración, nos encontramos con presentaciones del texto en construcciones tales como "rectángulo" de caracteres tipográficos, para hacer mención a la página en tanto soporte material. Evidentemente, la lectura se corporiza y en el juego de los Lectores protagonistas, ¿quién es el verdadero receptor de Si una noche de invierno un viajero?

La novela no sólo comienza con el Lector leyendo, sino que finaliza cuando éste se encuentra terminando de leer la novela. El capítulo XII es muy breve y dice así:

"Hoy sois marido y mujer, Lector y Lectora. Una gran cama de matrimonio acoge vuestras lecturas paralelas.

Ludmilla cierra su libro, apaga su luz, abandona la cabeza sobre la almohada, dice:

-Apaga tú también. ¿No estás cansado de leer?

Y tú:

-Un momentito. Estoy a punto de acabar Si una noche de invierno un viajero, de Italo Calvino".

Durante toda la lectura, asistimos, pues, a la narración del proceso de lectura que nosotros mismos realizamos. Los espacios visitados por el Lector nos insertan, como viajeros, en los mundos narrativos. Cuando el Lector recorre el departamento de Ludmilla, intentando descifrar su personalidad por los objetos que en él encuentra, la ubicación de sus libros, el espacio que éstos ocupan en su vida y su relación corpórea con los mismos, no podemos más que evaluar nuestra propia relación con el libro que leemos. En efecto, el cuerpo acompaña la lectura. Y, para confirmarlo, una asersión: "Lectora, ahora eres leída".

Jean Luc Godard afirmó que lo más interesante que se puede filmar es a una persona leyendo. Seguir sus ojos, su respiración, sus pulsaciones. Acaso, ésta sea mi gran escena.