lunes, 15 de agosto de 2011

Algo estúpido

de Joel Drut. Con: Maite Gago, Martina Garello, Andrés Rasdolsky, Mercedes Rubini, Ianina Samolevich, Gabriel Urbani.

Algunas obras teatrales no buscan ser ovacionadas en grandes salas comerciales o estar en el top five del teatro under porteño -dos cosas verdaderamente serias.

Algunas obras teatrales realizan un trabajo tan discreto que uno no puede más que celebrarlo desde el mismo lugar, la discreción.

Fragmentos de un discurso amoroso es el leit motiv de la obra "Algo estúpido". Es, lo que se llama, un libro de cabecera. El mismo, hilvana las historias amorosas fragmentadas y se convierte en el marco teórico de las situaciones de escena: historias de amor, conflictos por celos, abstinencia sexual y sexo procaz integran un mismo universo de seres que combaten el género del absurdo.

El espacio es verbal: los personajes forman parte de un equipo radial en el que ninguna palabra está de más y el correlato de todas y cada una de ellas, se inscribe en un continuum de los acontecimientos. El desdoblamiento del tiempo, a partir del "accidente" de Marcela, permite la concreción de un universo potencial. Y eso, señores, es tan estúpido como la ilusión de amar y, sin embargo, es lo que le otorga un sentido a un mundo que por sí mismo, no lo tiene.

viernes, 12 de agosto de 2011

La Universidad

Casa de altos estudios.

Espacio académico.

Sitio del conocimiento.

Nuestra cuna del conocimiento.


Razones por las que elijo la UBA:

-es la más prestigosa de las Universidades de Sudamérica;

-allí trabajan los mejores docentes;

-es muy exigente y difícil.


A menudo son necesarias estas reflexiones en torno a la carrera académica.

El reciente censo universitario, obliga a todos los estudiantes a responder una serie de preguntas en pos de la consecución de una estadística del alumnado. Y, respondiendo esas preguntas, descubrí que mi situación no está mal. Tengo un porcentaje considerable de materias aprobadas lo cual me aproxima al egreso; tengo un trabajo que adoro muy relacionado con la carrera que elegí, lo cual confirma mi vieja hipótesis: Letras es la única carrera que podría estudiar.

Actualmente, estoy en una fase postergativa y me estoy psicoanalizando.

Sé que a nadie le importa, pero acabo de comenzar un nuevo cuatrimestre y en diciembre rendiré dos exámenes finales que adeudo y, en ,marzo, otros dos que debo desde 2008.


El estudio fue, es y será el reto más importante de mi vida. Es lo único que le otorga un sentido y la absorción o acumulación de conocimiento es un desafío siempre presente.

¿Tengo vergüenza de saber?


Ayer hablaba con un amigo y compañero de la carrera respecto de las últimas materias, de las cátedras, de los programas. Me dijo: "Vos fuiste pichona de X". Es una linda metáfora para la idea de cuna antes presentada... ¿será que le tengo miedo a las alitas?

lunes, 8 de agosto de 2011

techné-gnosis-episteme

Escribo en plural para que mi "yo lírico" se borre de esta narración. En cuanto al género, esta composición no será un poema sino un espacio de reflexión, propio de una veinteañera.

Dice un texto de Borges que hay un momento en que cada hombre sabe para siempre quién es. Probablemente muchas cosas tengan que sucedernos antes de saber fehacientemente quiénes somos. No en vano citamos a Borges como voz de autoridad. En efecto, es uno de los padres de todos los que nos dedicamos a las Letras.

Sucede que, a menudo, las cosas no son como las planeamos.

A menudo, o permanentemente. ¿Y somos, entonces, quienes somos?

¿Cuál es el margen de error en la planificación "vital"? Nótese que no me refiero a planificación anual, mensual y/o semanal sino al plan de un proyecto de vida.

A la edad de dieciocho años, visualizaba claramente este proyecto.

Hoy, compruebo que muchas de las cosas que entonces anhelaba ya no forman parte de mi actual horizonte de expectativas y, asimismo, he descubierto hermosos objetos de interés, campos inimaginables, novedosas vetas y aristas de la carrera que siempre soñé. Pero hay algo que no puedo aún resolver... ¿Por qué a algunos de nosotros nos genera tanto escozor la exposición pública?

En los exámenes orales, nos van a evaluar, claro que sí. Es probable que nos equivoquemos y también es probable que nos lo hagan saber, ante lo cual, sabremos o no cómo comportarnos. Por mi parte, debo decir que soy tremendamente vulnerable. Una pequeña observación que me descoloque ya me bloquea por completo. Nos preguntamos: ¿es normal? Quisiera responder que no, pero mi reincidente estado intelectual y físico previo a un final, habla por sí mismo. Las piernas me tiemblan, las manos me sudan, el pecho se me hunde, se me nubla la vista y soy llevada por la palabra... casi casi... como si fuera una sombra... o una forma abstracta. Un resto inmaterial de ese cuerpo nervioso, un no-cuerpo. Todo lo que tengo es el lenguaje y una punzada en la cabeza, que se esfuerza por articular lo que estudié durante cuatro meses, sin prisa y sin pausa. Por eso, para mí, es importante estudiar. Porque en vivo y en directo no puedo establecer muy fructíferas asociaciones (a menos que haya estudiado). Envidio, envidio profundamente a todos aquellos que te tengan la capacidad de "cursar y rendir" teniendo los contenidos frescos, sin nueva necesidad de estudio. Yo soy demasiado autoexigente, demasiado obsesiva, vergonzosa, cautelosa, meticulosa que la misma preparación del examen requiere de un tiempo siempre es insuficiente, siempre apremiante, siempre voraz que termina llevándome consigo, hasta cuando "sepa todo"... a menudo, eso no sale como lo planeo, y fracaso.

¿Seguiré intentando saberlo todo?

¿Llegaré, algún día, a saberlo todo?

¿Qué tal me iría si supiese mucho, aunque no todo?